25 de enero de 2011

Bajo sus alas!!

Un "supuesto artículo" en National Geographic varios años atrás 
mostraba una foto impactante de las Alas de Dios.



Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone,
los guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del incendio.

Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas,
posado cual estatua en la base de un árbol.

Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, 
dio unos golpecitos al pajarillo con una vara.

Cuando lo hizo tres diminutos polluelos se escabulleron 
bajo las alas de su madre ya muerta.

La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, 

instintivamente conociendo que el humo tóxico ascendería.

Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus bebes.

Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo ella permaneció firme. 

Porque había decidido morir para 
que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen vivir.



 Salmo 91:4 “Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; ”

Dios, no te dejará ahora que atraviesas por un momento de dificultad.

Estará contigo, no te abandonará, 

así sea que el fuego de la prueba haya tocado tu vida, 
debes saber, que en todo momento te ha mantenido...

Bajo sus alas!!

24 de enero de 2011

“Puedo dormir cuando el viento sopla”.

Un joven aplicó para un empleo de obrero en una granja. Cuando el granjero le preguntó sobre sus calificaciones, él dijo: “Puedo dormir cuando el viento sopla”. 

Esto sorprendió al granjero. Pero como le cayó bien el joven, lo empleó.

Unos pocos días más tarde, el granjero y su esposa fueron despertados en la noche por una violenta tormenta. 



Rápidamente comenzaron a revisar las cosas para ver si todo estaba seguro.
Hallaron que las ventanas de la granja habían sido aseguradas.

Un buen suministro de leña había sido colocado junto a la chimenea.

 El joven dormía profundamente.

El granjero y su esposa inspeccionaron entonces su propiedad. Hallaron que todas las herramientas habían sido colocadas en el depósito, libre del efecto de los elementos.

El tractor había sido movido al garaje. El granero estaba adecuadamente bajo llave. 
Aun los animales estaban calmados. Todo estaba bien.

El granjero comprendió entonces el significado de las palabras del joven: 

“Puedo dormir cuando el viento sopla”. 

Porque el obrero hizo su trabajo cuando los cielos estaban claros,
estaba preparado para la tormenta cuando esta vino. 

Así que cuando el viento sopló, él joven descansaba.

Ten en cuenta el ahora, ya que nunca sabrás cuando se desatará la tormenta.

 Prepárate y...

entonces podrás descansar sabiendo que justo has hecho lo que tenías que haber hecho. 
¿Estás siendo responsable en lo que haces, trabajas o ministras?

Entonces... duerme en paz.



El perezoso ambiciona, y nada consigue;el diligente ve cumplidos sus deseos. 
Proverbios 13:4


23 de enero de 2011

Si quieres crecer... Mata la vaca!!

Un Maestro y su asistente llegaron a la pequeña choza perdida en el medio de una campiña en busca de ayuda. En el frente de la casa sólo había una vaca. 
Al golpear el Maestro la puerta, un hombre se le apareció:

-“¿Qué puedo hacer por usted?”, preguntó sonriendo.
-“Hemos tenido problemas con nuestro transporte: 
¿podrías darnos cobijo por la noche?”.

-“Por supuesto. Pasen y siéntanse como en casa”.
Su mujer invitó a los visitantes a sentarse a cenar.

Los cuatro compartieron leche, queso y carne asada. 
El asistente, sorprendido por la simpleza que lo rodeaba, preguntó:

-“Sólo he visto una vaca en el frente de su casa… ¿Cómo hacen para vivir así?
-“Mire”, contestó el hombre. 

“Esa vaca nos da la leche que tomamos, sus terneros son nuestro alimento, sus cueros nuestros abrigos… No necesitamos nada más”.

Tras la cena, todos partieron a sus cuartos. A la mañana siguiente, los huéspedes dieron las gracias y emprendieron su camino. En ese momento, el asistente quedó estupefacto ante el pedido del Maestro: 


“Mátales la vaca”.

El asistente, sí, bien atónito, cumplió la orden.


El cargo de consciencia lo persiguió por años, al punto de regresar a aquella casa para saber qué había sido de esa familia. 

Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse con una gran hacienda, llena de animales, un molino y varias comodidades más. 

Sorprendido, golpeó la puerta. Ante él, apareció un hombre a quien no reconoció.
-“¿Qué puedo hacer por usted?”, preguntó.

-“Hace años estuve en esta casa pero todo era muy distinto. 
Quería saber qué fue de la familia que aquí vivía”.

-“Debemos ser nosotros, jamás nos hemos mudado”.
-“Pero… ¿Cómo es que llegaron a tener todo esto”.


-“Mire, sucedió algo muy extraño.
Una mañana, nos despertamos y nuestra vaca estaba muerta.
Por lo tanto, debimos comenzar una nueva vida, llena de esfuerzos y nuevos desafíos, 

 que hoy nos permite tener todo lo que ve”. 
  

La costumbre a lo que tenemos, a lo que podemos ver, 
es nuestra rutina espiritual y material la que no nos deja crecer como deberíamos, te invito a que te atrevas a tomar decisiones de cambio, marca la diferencia hoy, si hoy, es el Maestro quién toca a las puertas de tu corazón  y te dice...

Si quieres crecer... Mata la vaca!!

22 de enero de 2011

“Esto también pasará”

Una antigua leyenda cuenta que un famoso rey decidió reunir a sus principales sabios y eruditos en un conclave para solicitarles un favor.



-Acabo de traer un gran anillo de mi última conquista –dijo el monarca- es muy valioso y además me da la posibilidad que puedo guardar algo más valioso aun, en su interior. Necesito que ustedes, al final del día, me den una frase que sea lo mas sabio que ningún mortal haya escuchado jamás. Quiero que arriben a una conclusión de sabiduría y luego lo escriban en un papel diminuto. Luego, yo guardare esa frase en mi anillo. Y si algún día, el infortunio permitiera que me encuentre en medio de una crisis muy profunda, abriré mi anillo y estoy seguro que esa frase me ayudara en el peor momento de mi vida.

Así que los sabios pasaron el resto del día debatiendo cual seria esa frase que resumiría toda la sabiduría que ningún humano había oído jamás.

Cuando cayó la noche, uno de los eruditos del reino, en representación de todos los demás, se acerco al rey con una frase escrita en un pequeño papel.

-Aquí esta, su Majestad. Solo tiene que guardarlo en su anillo y leerlo en caso que una gran crisis golpee su vida y su reino.

El monarca guardo el papel en su anillo y se olvido del tema.
A los pocos años, el reino era saqueado por los enemigos y el palacio reducido a escombros. El rey logro escapar entre las sombras y se oculto entre unas rocas, en las afueras de su devastada corte. Allí, observando un precipicio, considero la posibilidad de quitarse la vida arrojándose al vacío, antes de caer en manos enemigas.

Fue cuando recordó que aun conservaba el anillo, decidió abrirlo, desenrosco el diminuto papel y leyó:

 
 “Esto también pasará”.

 El rey sonrió en silencio, y cobro animo para ocultarse en una cueva, en medio de la oscuridad, hasta que ya no corriera peligro.

La leyenda dice que veinte años después, el rey había recuperado todo su esplendor, a fuerza de nuevas batallas y conquistas. El trago amargo había quedado atrás, y ahora regresaba triunfante de la guerra, en medio de vítores y palmas de una multitud que no dejaba de ovacionarlo. Uno de los antiguos sabios que caminaba al lado del carruaje real, ya anciano, le susurro al rey:

-Su majestad, creo que hoy también debería volver a mirar el interior de su anillo.
-Ahora? Para que habría de hacerlo? No estoy en medio de una crisis, sino todo lo contrario –replico el rey.
-Es que esa frase no solo fue escrita para los momentos difíciles, sino también para cuando crea que todo lo bueno pareciera que ha de perdurar por la eternidad.

El rey, en medio de los aplausos, abrió el anillo y volvió a leer:
“Esto también pasara”,

 y descubrió en ese mismo instante, que sentía la misma paz que tuvo cuando estaba a punto de quitarse la vida. El mismo sosiego, la misma mesura lo invadió por completo. Aquel día descubrió que la frase que los sabios le habían entregado era para leerla en las derrotas y por sobre todo, en los tiempos de victoria.

Que la ansiedad de lo que todavía no tienes o no has vivido, no te robe lo que ya tienes en tus manos, que nunca es poco.

No me gusta anclarme en las crisis ni en las victorias. No me hacen bien ni las críticas despiadadas, ni los aplausos.

Por mi parte, estoy más que feliz con lo que Dios nos ha regalado en estos años. Pero tengo muy en claro, por sobre todas las cosas, que si algo mayor Dios tiene para mi...

 “Esto también pasara”.

21 de enero de 2011

Las ratas nunca soportarán la altura!!

Dicen que era un piloto experimentado. Horas de vuelo en su haber. Pero que nunca le había sucedido una experiencia semejante.

Sobrevolaba el océano con su avioneta a hélice cuando lo sorprendió un ruido extraño debajo del asiento. Una inmensa rata, correteaba entre sus pies. Fueron los minutos más patéticos de su carrera como piloto aéreo. Un sudor frío recorrió su espalda mientras buscaba desesperadamente un lugar donde aterrizar de emergencia, detalle bastante difícil si tenemos en cuenta que volaba sobre el mar.


Y fue entonces que se le ocurrió un plan alternativo.

En vez de buscar un sitio para aterrizar, decidió levantar más altura. Se elevó por encima de lo que jamás había volado, y la rata, que no soportó la presurización, murió en el acto.

Hubiese dado cualquier cosa, porque alguien me contara esta historia, cuando era mas joven. Cuando estaba pendiente de todas las críticas. Cuando me importaba demasiado el “qué dirán”. Supongo que de haber oído la historia del piloto, hubiese logrado mucho más de lo que El Señor me demandaba por aquel entonces.
Siempre existirán las críticas constructivas y serán bienvenidas. Pero también estarán los roedores, aquellos que sólo corretean entre los pies de los que andan en las alturas.

Por algo, Maxwell dice “Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas, cuando vean que no te pueden detener, te dirán cómo lo tienes que hacer, y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti”.

A esos miles de pioneros, a los que pagan el precio de la crítica, a los que viven diez años adelantados, a los que están en la vanguardia, a los que se arriesgan a una milla extra, a los que no miden los costos, a los que provocan los éxitos; a todos ellos, les dedicamos esta historia. 


Cuando sientas a los roedores, sube más alto.
Las ratas nunca soportarán la altura!!

20 de enero de 2011

lo que Dios ha puesto en tus manos es suficiente...

Un gigante desafia a alta voz: dadme un hombre que pelee conmigo. Temor y turbación hay en el campamento. ¿quien peleará?

Frente a frente, Israel y los filisteos  ya en orden de batalla cuando se escucha el grito de guerra, un joven pastor de ovejas toma acción en el conflicto. Deja su carga en el bagaje y corre al ejercito, no se si me estas entendiendo, pero no hay manera de que podamos enfrentar nuestros gigantes sin antes soltar nuestra carga.

Al igual que a este joven, nos podemos ver ante situaciones difíciles donde inclusive ni siquiera sabemos que realmente es lo que esta pasando, Que guerra?

Y asi sin mas nos vemos corriendo de aquí para alla, pero sabiendo que no podemos tomar el control de la situación hasta que abandonemos lo que traemos pegado a nuestras espaldas.

Que no podremos tomar decisiones importantes a favor de nuestra familia, de nuestro ministerio ó en nuestras finanzas hasta que pongamos nuestras cargas en las manos de Dios.

Suelta aquello que impida tu avance, este es tu tiempo, afina tu oido, y corre que ya se escucha el grito de guerra y Dios cuenta contigo guerrero(a). 


 El gigante desafia una vez mas diciendo: dadme un hombre que pelee conmigo. 
Y Saul le declara a David, No podrás tú.

No necesariamente encontraras todo a tu favor, pero si podrás usar los contras como motivación para hacer de lo imposible, posible.

Jehova, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, el también me librara, declara nuestro joven pastor de ovejas justo antes de salir a la línea de batalla.

Dios no te posicionará a enfrentar nada para lo que no estes capacitado.

… y se fue hacia el filisteo.

El gigante contempló al muchacho, hasta le criticó diciendole:

¿Soy yo perro, para que vengas a mi con palos?

Menospreció no solo al guerrero que estaba frente a él, sino lo que traía entre manos. Hay quien pensará que las armas que Dios puso en tus manos no serán efectivas para cambiar tu vida, tu familia ó ministerio sin saber que lo poco que probablemente tengas hoy en tus manos es suficiente.

Nunca estarás en desventaja si estás usando aquello que Dios puso en tus manos. 


Ven a mí, se oyó decir al gigante, una invitación a un conflicto que, quienes  estan seguros de quién está de su lado no rehuirán sino que declararán:

Tu vienes a mí con espada y lanza y jabalina, mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejercitos.

El joven  se dio prisa, corrió a la línea de batalla, sabiendo que unas piedras en una bolsa y una honda serían suficientes para vencer.

Tienes que saber que lo que Dios ha puesto en tus manos 
es suficiente para vencer tus Gigantes!!

Ustedes deben elegir, si desean un predicador colega... o una espina clavada en el pie!!


¿Quieres oír una historia fascinante? ¿Qué opinas acerca de sentarte en una cómoda butaca de cine y deleitarte con el largometraje que se perdieron de filmar los mejores guionistas de Hollywood? Siéntate y observa.

El hombre espera en la quietud de la celda. Una molesta gotera golpea sobre la áspera piedra. El calor es agobiante y denso, pero a esta altura de las circunstancias, la temperatura es lo que menos importa. Las moscas lo invaden todo sin piedad, pero no tiene sentido espantarlas; al fin y al cabo, pueden llegar a ser la única compañía digna de apreciar. Los demás presos observan al hombre con recelo. Acechan. Para ser honesto, los últimos meses  fueron pésimos para el callado prisionero. Sus hermanos lo odian con todo el alma y le tendieron una trampa; una clásica rencilla familiar que terminó en tragedia, en viejos rencores arraigados.




El hombre es apenas la sombra de aquel muchacho que solía lucir un impecable traje de marca italiana, con un delicado toque de perfume francés. Ahora viste harapos, una suerte de taparrabo. Se comenta en la celda, que está marcado por la desgracia. Pudo haber sido libre, llegó a trabajar como mayordomo para un importante magnate. Pero los comentarios afirman que quiso propasarse con la bellísima mujer del millonario.
En su momento, negó la acusación, pero «no pretenderá que creamos que fue ella quien lo acosó se-
xualmente», opinan.

«Si fuese como él dice, debió haberse acostado con ella», afirma un viejo recluso apodado «el griego», «una noche de lujuria le habría otorgado su pasaporte a la libertad».

El misterioso hombre sigue recostado sobre una de las paredes sucias de la prisión. Parece que supiera algo que los demás ignoran. Como si tuviese un hábil abogado que apelará su condena, o como si presintiese que la muerte está cerca y le aliviará tanto dolor injusto. Sonríe en silencio, sin alboroto. Técnicamente está muerto, sin esperanza. Pero ya no siente el calor ni le molestan los grilletes. Es como si pudiese ver tras los enmohecidos muros de la celda. Los demás presumen que está al borde de la locura. Pero el hombre espera como aquel que sabe que aún puede cambiar su estrella.

Toma la celda como parte del plan, como el último escalón hacia tu destino.

Las chirriantes puertas de acero se abren de golpe y dos guardias entran en escena. Buscan al hombre. Unos de los guardias tiene una voz gutural: «Faraón quiere verte, ha tenido un sueño y dicen que tú sabes revelarlos».

El prisionero no se sorprende. Sube los peldaños que lo alejarán para siempre de la celda, en silencio. Reclusos, observen la espalda de este hombre, contémplenlo mientras se aleja.
Si tienen  la  fortuna de estar vivos, la próxima vez que lo vean, lo encontrarán con vestimenta de rey,
lucirá como Faraón. El magnate maldecirá haberlo despedido. La mujer confesará que lo acusó por despecho, injustamente. Y su familia se arrojará ante él, para implorarle misericordia. Los presos lo convertirán en leyenda.

«Yo lo conocí cuando era un don nadie, y se sabía que iba a llegar lejos, siempre lo supe», alardeará y mentirá «el griego».

José gobernará  la  nación, ocupará el sillón presidencial y administrará los graneros de Egipto. Aprenderá a ganar, experimentará el sabor de la victoria. 


Solo necesitas seguir entero por dentro, con espíritu inquebrantable. Con corazón de león. Y tomar desprevenidos a los fotógrafos que solo se dedican a observar las primeras figuras. Los comentaristas y las comisiones de ética opinarán que no se explican de dónde pudiste haber salido, no tienes trayectoria, estabas muerto. Ellos esperan que se incendie un ciprés, pero arde la zarza. La lógica sostiene que mueras como un pescador de un remoto Capernaúm, pero sanas enfermos con la sombra. Colocan las cámaras y los móviles
de televisión para hacer una gran transmisión satelital desde el palacio, pero el rey decide nacer en un establo.

«Ustedes pueden negarme un diploma del seminario bíblico. Pueden impedir que sea un predicador con credenciales, pero seré predicador en el corazón. No pueden quebrar mi voluntad, no pueden detener a un huracán. Siempre estaré allí. Ustedes deben elegir, si desean un predicador colega... o una espina clavada en el pie».